Daniel Sosa y Micaela Insúa, dos guías de montaña, grabaron un video en la cumbre del volcán.
«Cuando fusionas la gracia de la danza con la majestuosidad de las montañas, experimentas la sintonía perfecta entre dos mundos aparentemente opuestos. Bailar en la cima de la montaña no solo despierta el espíritu aventurero, sino que también añade un toque de elegancia a la naturaleza salvaje que nos rodea». Daniel Sosa y Micaela Insúa, dos amigos, decidieron unir sus dos pasiones, la montaña y la danza, nada menos que en la cumbre del volcán Lanín.
La pareja bailó una chacarera cantada por Rally Barrionuevo y una zamba del Chaqueño Palavecino. El video de una belleza impactante se viralizó rápidamente.
Estos guías de montaña viven en San Martín de los Andes y, muchas de las guiadas que realizan son en el Lanín. «A la vez, nos gusta bailar folclore y bailamos en un grupo. Una pregunta de Mica motivó este sueño: ‘¿Cuándo bailamos una zamba en la cumbre?´. Era imposible llevar a los compañeros de baile al Lanín por la falta de estado fisico y nivel técnico«, contó Sosa, de 46 años.
Cuando nació la idea, se pusieron manos a la obra. La pareja organizó el viaje, planeó qué bailar y de qué manera (pensando en las condiciones del terreno) y realizó un ensayo previo. A su vez, le pidieron a otro amante de la montaña, Manuel Contreras, que los acompañara para registrar el momento.
Sosa reconoció que el ascenso al Lanín fue sencillo porque suelen concurrir con visitas guiadas al volcán. El único inconveniente fue coordinar las fechas en función del trabajo. Pero hasta el clima ayudó.
«Es difícil que esto ocurra. Cuando te contratan para guiar, te dicen: ‘Quiero subir entre el 12 y el 15 de diciembre´ y lo primero que hacemos es advertirle a la gente que tendrá que venir un par de días más porque es probable haya que cambiar la fecha en función del clima», señaló.
El ascenso hasta el campamento, a 2.300 metros de altura, se concretó el 20 de diciembre y, al día siguiente, emprendieron la subida hasta la cumbre. «A las 8 ya estábamos arriba. Sabíamos que íbamos a estar muchas horas porque había que filmar varias veces. Sabiendo que iba a estar fresco, había que llevar además de la ropa de montaña, ropa de baile, mucho abrigo, aislantes y café caliente», indicó Insúa, de 31 años.
Lo primero que hicieron fue buscar un lugar reparado, abrigarse, tomar algo caliente y cambiarse para concretar el sueño de la danza en altura. «Habremos filmado unas 15 veces. A veces, no podíamos completar la danza porque el viento te tiraba el sombrero o se nos congelaban las manos. Había que volver a filmar», advirtió Sosa.
Los bailarines permanecieron alrededor de tres horas y media en la cumbre.
«Mucha gente va al Lanín a cumplir un sueño. Entrena mucho tiempo y es un gran sacrificio. Para nosotros era algo sencillo porque guiamos y, tenemos estado físico y condición técnica. Lo distinto fue bailar en la cumbre. Fue muy emocionante», reconoció.