Hace 120 años comenzaban los primeros movimientos para hacer la gran mudanza desde Chos Malal hacia la Confluencia, lugar elegido por Carlos Bouquet Roldán para trasladar la capital del territorio de Neuquén.
Por Mario Cippitelli
El gobernador ya había logrado el aval de las autoridades nacionales y, pese a la resistencia de los chosmalenses por aquella decisión sorpresiva, había diagramado toda la logística para comenzar con aquel trámite que no era para nada sencillo teniendo en cuenta las distancias, el invierno, los medios de transporte y el estado de los precarios caminos que comunicaban el norte con el sur del territorio.
El primer paso para aquella mudanza fue el traslado de expedientes, mobiliario y los funcionarios que se radicarían en el inhóspito lugar cercano a la confluencia de los ríos Neuquén y Limay.
Quien lideró aquella travesía fue el comisario Héctor Sautú, un ex integrante del Ejército incorporado a la Policía territoriana que había cobrado notoriedad por haber apresado dos años antes a Juan Bautista Lara, un célebre bandolero que tenía en vilo al norte neuquino.
Lo cierto es que Sautú partió el 15 de julio de 1904 encabezando una larga peregrinación que incluyó 200 animales, carros y coches para garantizar que el viaje fuera exitoso. Al comisario lo acompañaban algunos funcionarios del gobierno y los integrantes de su propia familia.
“Tardé 14 días con sus noches para cruzar la travesía por Carranza al Añelo y costa del Neuquén por Tratayén hasta llegar al kilómetro 1190 (hoy Cipolletti). Todos los que me acompañaron, inclusive mi hijita de 7 meses, llegaron perfectamente bien; las catorce noches fueron invierno, sin lluvias, con buenas heladas y como despedida de la jornada, el 28 de julio nos recibió una gran escarchilla al llegar al kilómetro 1190”, fue el relato de Sautú que se publicó en el diario La Cordillera.
Animados por el éxito de aquel viaje, pocos días después se realizó una segunda travesía desde el norte para trasladar al resto del personal administrativo y los principales funcionarios, teniendo en cuenta que un mes después se fundaría la nueva capital.
Quedaría una tercera travesía que sería una de las más dificultosas de toda la mudanza: el envío de 40 presos que estaban alojados en la ex capital.
La resistencia de Chos Malal y críticas a la Confluencia
Como se sabe, los chosmalenses estaban muy dolidos por la decisión de mudar la capital a la Confluencia, por lo que aprovecharon la ocasión para realizar el último acto de resistencia intentando un boicot contra las autoridades.
Muchos comerciantes se negaron a despachar víveres, insumos y todo tipo de materiales para la travesía; otros aumentaron los precios de manera exagerada para complicar al gobierno.
“El crédito de quinientos pesos que solicité a V. S me abriera en un negocio de la localidad, no va a ser suficiente, por lo que pido se sirva hacerlo por el doble de esa cantidad porque también el dueño de las mulas cargueras que llevarán las existencias del juzgado me pide un anticipo para dar a los peones y proveerse de víveres para el camino […] he contratado también treinta caballos para la escolta, he hecho este arreglo que indudablemente es más ventajoso porque aquellos con quienes estaba en trato subieron las condiciones al querer formalizar […] respecto del dinero que necesitaré que se limita al precio del carro la dificultad es que el dueño exige el precio al contado”, le escribió con preocupación el juez letrado Patricio Pardo al gobernador Bouquet Roldán.
Pero más allá de los contratiempos por la rebeldía chosmalense, el traslado se reclusos se realizó en tiempo y forma.
El 4 de octubre una caravana compuesta por una treintena de soldados del Regimiento 29 de Infantería partió desde el norte escoltando a los 40 presos hacia un nuevo destino.
Según los testimonios de la época fueron 13 interminables días de marcha en condiciones tan precarias e inhumanas que hasta algunos de los diarios más importantes del país, como La Prensa, se hicieron eco de la noticia y criticaron en duros términos tanto al gobierno nacional como al del territorio neuquino, aunque en el correr de los días el tema quedó en segundo plano. Lo mismo ocurrió conel reclamo de Chos Malal.
El proyecto de la nueva capital ya estaba en marcha. En la Confluencia estaba todo por hacer.
(Fuentes: Libro: “Chos Malal, entre la pasión y el olvido”, de Carlos Lator, Daniel Manoukian, Cecilia Arias, María del Carmen Gorrochategui. Revista “Más Neuquén”. Libro “Acontecimientos y Protagonistas de la Historia del Neuquén”, de Ricardo Koon)