Desde Suiza y otras partes del mundo, pilotos de vuelo a vela han arribado a Chos Malal, Neuquén, para participar en el encuentro anual del Centro Nacional de Vuelo a Vela de Montaña, que celebra su regreso tras varios años de inactividad. Entre ellos, el piloto suizo Gerhard Wesp, de 51 años, quien viajó más de 12.000 kilómetros para volar en lo que considera “el mejor lugar del mundo” para practicar este deporte.
El aeródromo de Chos Malal, cuya pista fue recientemente restaurada, es un punto de reunión clave para amantes del vuelo sin motor, gracias a sus excepcionales corrientes de aire generadas por la cercanía de la Cordillera de los Andes. Los pilotos han comenzado a llegar desde el 1 de noviembre para participar en este emblemático evento, que incluye a aficionados y expertos de Argentina y otros países.
Un sueño hecho realidad para Gerhard Wesp
Gerhard Wesp, quien nació en Austria y se radicó en Suiza, tiene más de 25 años de experiencia como piloto de planeadores. Aunque su carrera profesional está dedicada a la matemática y la programación en robótica, su amor por el vuelo a vela lo lleva a recorrer el mundo para volar en escenarios naturales únicos. “No sé por qué me gusta, ya que en mi familia no hay pilotos”, contó entre risas al Diario RÍO NEGRO. A pesar de los kilómetros de distancia, su pasión por el vuelo lo ha llevado a visitar Sudamérica desde hace más de una década, forjando amistades y compartiendo experiencias con otros pilotos.
Para Wesp, el vuelo a vela es más que un deporte; es una muestra de precisión y eficiencia, un desafío que implica conocimientos de geografía, meteorología y disciplina. “Lo fundamental es la experiencia y el conocimiento del lugar en que volás”, explicó. “Si conocés el espacio, dónde están las posibilidades de aterrizaje y las corrientes ascendentes, te sentís más cómodo y seguro”.
Una comunidad global unida por la pasión al vuelo
Este año, Chos Malal vuelve a recibir a unos 30 pilotos de vuelo a vela. Entre ellos, se encuentran el cordobés Ramón Chialvo, quien heredó el amor por el vuelo de su padre, y Raúl Macchi, piloto bonaerense que lleva 25 años volando en la región. “Es una experiencia única; estás suspendido en una cabina, sin motor y sin ruido, solo escuchando el paso del aire mientras aprovechas la fuerza de la naturaleza”, expresó Chialvo.
Raúl Macchi, además de pilotear planeadores, es remolcador, y cada año viaja a Chos Malal para “agarrar la onda” en las montañas neuquinas. “Este es el mejor lugar del mundo para volar”, afirmó Macchi, quien empezó a practicar este deporte en el año 2000 y desde entonces vuela cada fin de semana.
Otro de los pilotos destacados es Miguel Laso, también de Bolívar, quien comenzó en el mundo del vuelo a vela construyendo modelos de madera y luego se convirtió en piloto profesional. Durante su carrera, voló en toda la región patagónica, lo que le permitió descubrir y enamorarse de los cielos de Chos Malal. Además, fundó una institución para formar a nuevos pilotos y contribuyó a consolidar la comunidad de vuelo en la región.
Un encuentro renovado para el vuelo a vela en la Patagonia
La reciente renovación del aeródromo de Chos Malal ha permitido retomar el evento anual de vuelo a vela, que, según los pilotos, promete ser uno de los más especiales en la historia del deporte en la Patagonia. Para muchos de ellos, como Gerhard Wesp, no se trata solo de un evento deportivo, sino de un reencuentro con amigos y un regreso a un lugar que consideran único en el mundo.