Cómo Figueroa busca transformar al norte neuquino en un nuevo polo de desarrollo

La gestión Figueroa llega a su primera mitad de mandato y comienzan a surgir los brotes de su política de planificación y desarrollo en el norte neuquino.

El primer año de gestión fue, en silencio, uno de los más intensos. Mientras el país atravesaba incertidumbres, en Neuquén se trabajó municipio por municipio. El ministro jefe de Gabinete, Juan Luis Ousset, y el ministro de Economía, Guillermo Koenig, lideraron una ronda de consultas inédita con intendentes y presidentes de comisiones de fomento. Relevaron necesidades, prioridades y oportunidades con un objetivo claro: construir una matriz de ordenamiento y desarrollo urbano y económico acorde a la identidad de cada comunidad.

Ese diagnóstico territorial marcó un rumbo que hoy se ve en obras concretas, energía estratégica, conectividad, alternativas productivas y mejoras en la vida cotidiana.

La nueva Ruta 7 entre YPF y la Provincia marcará un antes y un después: acortará en 100 kilómetros el trayecto Chos Malal–Neuquén. Los primeros 20 km ya están en ejecución y se licitará un segundo tramo de 35 km. En paralelo, la Ruta 43—que une Las Ovejas con Varvarco—avanza con 18 km financiados por crédito externo. Es una obra que no solo mejora la logística: abre una puerta al turismo, la producción y la integración con la cordillera.

Para principios de 2026, la provincia planea concluir dos hitos: la represa hidroeléctrica de Nahueve y la planta fotovoltaica de El Alamito, dos proyectos que posicionan al norte en la agenda energética nacional e internacional. A esto se suma el creciente interés privado por desarrollar micro represas sobre el río Neuquén, especialmente en la zona de Manzano Amargo, un corredor que se está reconvirtiendo en polo turístico y energético.